Los números
Superficie 101.9 km² (Gobierno de Puerto Rico)
Habitantes 27,540 (2016, estimado del Censo)
Dato140 puentes intransitables
Dato32 edificios municipales dañados
Añasco, el pueblo del agua de coco y la sed tras María
Los vecinos se valieron de los frutos derribados por el huracán para no deshidratarse
El ataque inclemente vino desde el cielo, el mar y las embravecidas aguas del río Grande de Añasco se colaron por tierra y se llevaron consigo todo lo que encontraron a su paso. No hubo treguas ni mucho menos, descanso. El huracán María no tuvo piedad.
Añasco resultó ser uno de los municipios más afectados por el azote del huracán María el pasado 20 de octubre. Unas 1,300 familias perdieron sus techos, pero unas 4,000 viviendas resultaron con daños. La comunidad La Playa resultó ser una de las más afectadas, con el 96% de las residencias bajo agua, rodeadas por basura y cadáveres de animales.
Tras María, los vecinos se las ingeniaron para sacar agua del sistema de alcantarillado que no funcionaba y donde se acumulaba el agua lluvia. Las pilas de basura y escombros bañados en fango se volvieron un peligro adicional.“Está el agua estancada. Ya sale la peste. Seguro que va a haber una epidemia, esto es babote nada más”, dijo Marisel Valentín, residente de la comunidad La Playa.
“Está el agua estancada. Ya sale la peste. Seguro que va a haber una epidemia, esto es babote nada más”.
“Cuando bajaron los vientos y pude salir, vi la ciudad completamente devastada. Las montañas colapsaron casi todas, vi casas que quedaron bajo tierra, familias en las calles. Fue una destrucción masiva en los campos, el pueblo y en la playa. Reconozco que el huracán dio duro en todo Puerto Rico, pero no me cabe duda que Añasco fue uno de los más afectados”, sostuvo Jorge Esteves, cuya vivienda resultó pérdida total, al igual que la de su madre.
Las lluvias y vientos provocaron que unas 270 familias tuvieran que buscar refugio en uno de las dos escuelas que se habilitaron como albergues de emergencia. Mientras, 140 puentes y caminos quedaron intransitables, como la carretera 109, una de las vías principales que conecta a los pueblos de Añasco, Las Marías, San Sebastián y Maricao.
En un estado similar quedó el sector Pozo Hondo, donde colapsó la carretera. Para salir del casco urbano era necesario atravesar el cementerio municipal. Otras vías quedaron apenas con espacio suficiente para que pase un vehículo. Los deslizamientos de terreno inundaron de lodo las carreteras. Otras, estuvieron intransitables por más de diez días y tras ellas quedaron atrapadas comunidades enteras. Ese fue el caso de 10 familias de la comunidad La Sonadora.
En días difíciles, cuando la comida y el agua empezaban a escasear, fue el agua de los cocos que cayeron al suelo por los vientos lo que evitó la sed en Añasco. Y una poza que cruza esta comunidad rural fue el espacio donde se bañaron los vecinos en la zona montañosa.

En la comunidad La Playa -una de las más afectadas de Añasco- los vecinos se valieron del agua acumulada en un alcantarillado en desuso para limpiar el fango de sus hogares.

El río Grande de Añasco se desbordó por las lluvias de María y la carretera estuvo cerrada por más de diez días.
La urgencia de los residentes en Añasco -como casi en todos los pueblos de Puerto Rico- fue el agua potable, tanto para consumir como para poder limpiar los hogares y habilitar un cuartito donde pasar la noche ahora que las viviendas estaban destruidas y los espacios limitados.
El saldo que dejó María en Añasco incluye también daños a 32 instalaciones municipales.
A un mes de la tragedia, el alcalde Jorge Estévez dijo que el 100% de la ciudad amanece apagada, como ocurrió el 20 de septiembre. La situación sigue siendo un reto para la ciudadanía, así como para las siete farmacéuticas que componen la zona industrial y que generan unos 4,800 empleos.
“Te diría que estamos lentos (en la recuperación). Yo entiendo que la devastación fue todo en todo Puerto Rico, pero Añasco necesita ayuda. No te digo que no ha llegado, pero los suministros que nos llegan no son suficientes, se nos acaban rápido. La gente pide y necesita agua”, pidió el alcalde.

La vegetación arrancada por el huracán María y arrastrada por las aguas invadió las casas de los vecinos de Añasco.