Los números
Superficie 39.4 km² (Gobierno de Puerto Rico)
Habitantes 11,988 (2016, estimado del Censo)
Dato2,295 viviendas dañadas
Dato1,400 viviendas en pérdida total
Florida quedó oliendo a muerte tras el paso de María
Los vecinos no pudieron salvar a los animales que quedaron en las calles y las aguas estancadas empeoraron la situación
Para el puertorriqueño hay dos Florida. El estado al que miles de boricuas han emigrado para escapar de la inestabilidad económica antes del huracán María y, luego, de la crisis humanitaria provocada por el ciclón. Del municipio de Florida, que no llega a ubicarse en la costa y tampoco directamente en la montaña de la isla, se habla mucho menos.
Estos florideños, habitantes de uno de los pueblos más pequeños del país, quedaron a oscuras, sin energía eléctrica, como el resto de la isla tras el potente fenómeno atmosférico. Terminaron totalmente incomunicados porque colapsaron las telecomunicaciones. En medio de la incertidumbre, cruzaban hasta cinco municipios para lograr hacer una llamada telefónica y poder hablar con sus seres queridos.
Tras María, creció la desesperación y la sed. Distintos sectores se inundaron, pero no había agua potable y los suministros tardaron en llegar. Sin embargo, el problema principal parecía estar en las parcelas Selgas, cerca del casco urbano, donde una charca creció como nunca antes y destruyó hasta 80 viviendas, según el alcalde José Gerena Polanco. Algunos tuvieron que ser rescatados en yola y, al regresar, descubrieron que perdieron todas sus pertenencias.

Una palmera, caída sobre los cables de luz en Florida, Puerto Rico.

El huracán María derribó todo a su paso en Florida, Puerto Rico, y dejó a los vecinos incomunicados.
Los vecinos cuentan que Florida olía a muerte. En esta área flotaban o quedaron sumergidos aquellos animales que los vecinos no pudieron salvar. Los muertos: desde perros, caballos y gallinas hasta gatos, becerros y conejos. El hedor invadió la región, sobre todo porque se desbordaron las aguas usadas.
El alcalde, que vive en una de esas calles, suplicó públicamente por la ayuda de las autoridades federales y estatales. Aseguró que empleados municipales, en contacto con el agua acumulada de Selgas, sufrieron de fiebre, diarreas y vómitos. Alertó sobre la posibilidad de que la zona se convirtiera en un foco de epidemias e infecciones.
Pese a que las agencias gubernamentales llegaron a las parcelas, el trabajo de extraer las aguas estancadas con una pequeña bomba recayó sobre el municipio y un grupo de residentes, contó el ejecutivo municipal. Estos fueron los mismos voluntarios que, en medio de la escasez, también se unieron para recoger escombros, ayudaron a repartir suministros y limpiaron las calles de sectores como el barrio Pajonal, cuyas casas de madera y zinc se deshicieron por los fuertes vientos.
Al final, cerca de 2,295 viviendas resultaron con daños y, de estas, aproximadamente 1,400 residencias quedaron totalmente devastadas, informó el alcalde. Como consecuencia, muchos han tenido que mudarse a los hogares de familiares o amigos.
Los animales, en cambio, fueron enterrados por los vecinos.
"La gente está deprimida, triste... Pero estamos unidos; respirando mejor".
"La gente está deprimida, triste... Pero estamos unidos; respirando mejor", dijo Gerena Polanco, cuando María había quedado más de 40 días atrás.

Una de las viviendas dañadas por el huracán María porta uno de los techos azules de emergencia provistos por las autoridades.

Residentes de Florida, en Puerto Rico, esperan en fila por ayudas tras el paso del huracán María.