Los números
Superficie 120 km² (Gobierno de Puerto Rico)
Habitantes 8,645 (2016, estimado del Censo)
Dato150 refugiados
Dato1 muerto
Las Marías: el desplome de la montaña
El paso del huracán provocó decenas de deslizamientos en las carreteras principales dejando al pueblo incomunicado por días
La lluvia no se detenía. Las horas seguían pasando, pero los marieños no sabían si el huracán María había salido de la isla, pues el agua no se contenía. Aunque en las primeras horas del paso del ciclón estaban agradecidos por la protección de las montañas, luego fueron una amenaza.
La tierra cedió. Las carreteras y los hogares se inundaron de fango. Una ola de barro rojizo arropó al municipio. El pueblo quedó incomunicado. No había acceso, ni para entrar ni para salir, ni entre ellos mismos. Las tres vías principales PR-119, PR-115 y PR-106 estaban arropadas de tierra, bambús y árboles secos. Ni siquiera los vecinos podían saber cómo estaban todos en su comunidad.
En la desesperada lucha por despejar camino, al otro día del paso del ciclón, el jueves 21 de septiembre, se registró la primera muerte en el municipio. Un operador de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), quien voluntariamente decidió despejar camino en la PR-119, murió cuando un deslizamiento golpeó su vehículo, y lo lanzó unos 150 pies hacia el precipicio. Su cuerpo pudo ser recuperado el lunes, cinco días después, cuando finalmente el terreno estaba más fuerte y los rescatistas pudieron acercarse a la zona.

El paso del huracán eliminó el verdor de la arboleda en Las Marías y las rutas se vuelven peligrosas tras deslizamientos y la caída de escombros.
La única vía disponible para llegar al municipio: la carretera PR-106. Sin embargo, esa carretera no permitía el paso de camiones. Era viajar entre montañas y con la incertidumbre de conocer que en cualquier momento la tierra te podía reclamar.
“La lluvia no ha parado y la situación cada vez se pone más crítica”.
“La situación cada día se pone más crítica. La lluvia no ha parado. No tenemos gasolina ni diésel para que la Policía patrulle, evitar el vandalismo, llevar comida a los ancianos y operar los camiones de basura. La lluvia no ha parado y la situación cada vez se pone más crítica”, explicó el jefe interino de Emergencias, Alberto Crespo Muñiz.
Crespo Muñiz era director en propiedad de Emergencias Municipales cuando el huracán Georges desató su furia sobre la isla. “Esto es tres veces peor”, dijo.
No han podido llegar hasta más de la mitad de los residentes del pueblo, que tienen una población de cerca de 10,000 personas.
A las zonas que habían podido llegar, los fuertes vientos del huracán no se habían llevado los techos, pero si provocó que socavaron los cimientos. Incluso, algunos de los residentes del barrio Anones, aseguraron que, en medio del huracán la tierra tembló, y lo hizo más de una vez.
Otro reto que enfrentaron los marieños es la falta de agua potable. Sin caminos aptos para camiones, no había camión cisterna que pudiera llegar hasta el pueblo para suplirle agua limpia para cocinar o tomar, la gente se las ingeniaba acumulando el agua de la lluvia o recolectando de los riachuelos del pueblo.

El deslizamiento ocurrió justo al lado de esta residencia en Las Marías.