Los números
Superficie 172.9 km² (Gobierno de Puerto Rico)
Habitantes 18,314 (2016, estimado del Censo)
Dato61.7% población bajo nivel de pobreza
Dato320 refugiados
María despertó al “Gigante Dormido" de Adjuntas
La montaña sucumbió ante el abrumador poder del huracán que dejó derrumbes y calles intransitables por todo el municipio.
El “Gigante” de Adjuntas no pudo dormir esa mañana. La furia de María lo despertó con vientos de más de 140 millas por hora. Como huracán de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, María derramó a los pies de esa famosa montaña más de 18.38 pulgadas de lluvia.
Tras el azote, "La Ciudad del Gigante Dormido", como se la conoce por la característica forma de una de sus montañas -que semeja el perfil de un hombre dormido- contempló por primera vez en décadas sus colinas sin verde. Respiraba desolación, derrumbes de terreno y calles intransitables.
Los embravecidos ríos arrastraron todo a su paso. Las familias adjunteñas quedaron incomunicadas y decenas de hogares colgaban, literalmente, sobre el abismo.
Una de las vías más impactadas fue la carretera PR-10, que conecta a Adjuntas con su vecino Utuado. Allí, la tierra se hundió nueve pies. El escenario era capaz de abatir a cualquiera.

Decenas de personas aguardan en fila por la entrega de ayudas federales como agua y comida tras el paso del huracán.
De la misma manera, varias carreteras que conectan con el sureño Peñuelas colapsaron.
Mientras, en el barrio Vegas Arriba, los residentes no podían salir de sus hogares por un derrumbe que, según describió a Primera Hora el alcalde Jaime Barlucea, tenía la magnitud del Centro de Convenciones de Puerto Rico. “Detrás de ese derrumbe hay personas mayores de edad (que requieren) tratamiento de cáncer y diálisis”, detalló.
Solo los árboles jóvenes permanecieron de pie. El resto desfalleció ante las abrumadoras ráfagas de María.
En las áreas montañosas protegidas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, la secretaria de la agencia, Tania Vázquez, reveló en una entrevista con la agencia de noticias EFE que “hubo una pérdida del 98% de los árboles adultos”. En esa zona reposa el rico Bosque Guilarte, de tipo subtropical.
Adjuntas luego de una semana del paso de María.
“Hay muchos hogares que perdieron sus techos. En Adjuntas la población es en promedio de 18,000 habitantes y hay 9,000 casas (perjudicadas), dos por casa. Estamos hablando que casi el 10% de las casas o más perdieron su techo”, contó el director asociado del proyecto de autogestión comunitaria Casa Pueblo, Arturo Massol Deyá.
“Estamos hablando que casi el 10% de las casas o más perdieron su techo”.
De acuerdo al alcalde, 1,500 casas fueron pérdida total, lo que supone que aproximadamente 4,500 personas se quedaron sin un techo luego de la tempestad.
Gran parte de los postes del tendido eléctrico de la Autoridad de Energía Eléctrica no se rompieron, pero se desplomaron. A consecuencia, el Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) quedó sin aire acondicionado. “Este CDT es la única línea de ayuda que tienen los residentes de Adjuntas en caso de una emergencia el aire acondicionado colapsó el día del huracán”, detalló el alcalde, donde el 61.7% de su población vive bajo el nivel de pobreza.
Militares llevan comida a Adjuntas.
“De noche, no hay nadie en turno y de ocurrir una emergencia, la persona o personas tendrían que ser trasladadas a Ponce por una carretera con serios derrumbes y sin ningún tipo de alumbrado eléctrico que permita la visibilidad. Hay plafones en el piso y áreas que necesitan mucha atención, pues sufrieron con el golpe de María”, explicó Barlucea.
En las alturas, las telecomunicaciones se cayeron. Al igual que el resto del país, la inquietud por saber de los seres queridos reinó entre los vecinos. Pero, entre la agobiante realidad, Radio Casa Pueblo 1020 AM les dio esperanza.
La emisora, que estuvo al aire durante la tormenta, fungió como una plataforma para unir los barrios adjunteños. “La gente del pueblo se ha comunicado entre sí usando la radio”, contó Massol Deyá sobre la estación que transmite a Lares, Utuado, y al norte de Ponce y Peñuelas.
Así como Casa Pueblo puso su señal al servicio de la gente para enviar mensajes, también prestó la característica casa rosada de este proyecto de autogestión comunitaria para los vecinos. Allí, tienen energía solar y, en medio de la oscuridad en la que quedó sumida Adjuntas, varias personas se acercaron “con su maquinita de terapia respiratoria o recargar algún equipo”, transformándose en un pequeño oasis para la comunidad.

Una niña recibe agua durante una entrega de suministros en Adjuntas tras el paso del huracán María.